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creencias muiscas

 

creencias muiscas



Al principio todo era oscuridad. La luz, que estaba "metida allá", comenzó a salir para iluminar el universo.
Ese poder creador infundía su cualidad luminosa como atributo lúcido y resplandeciente a las cosas.
La esencia creadora, denominada Chiminigagua, tenía la luz en sí.
Representaban en los astros la diferencia y complementariedad de los géneros, el Sol (Sua) era masculino y la Luna (Chía) femenina. Simbolizaban la articulación del matrimonio como conjunción del poder inseminador de la luz del día y de la noche, y los concebían como "padres de la gente".
Bachué emergió de la Laguna de Iguaque, con su hijo en brazos, este al crecer fue su esposo, y su progenie pobló la tierra.
Pronto los muiscas olvidaron a sus dioses, pasaban en día en holganza y vicio. Entonces Chiminigagua envió un mensajero: Bochica quien como una encarnación solar apareció por el oriente de la sabana de Bogotá.
Chibchacum, enojado por la maldad de los seres humanos, había provocado una inundación juntando las aguas de los ríos Tibitó y Sopó, provocando la destrucción de los cultivos, con la consencuente hambruna. Bochica arrojó contra las peñas su vara de oro, separó la sierra, y desagotó la sabana creando el Salto de Tequendama.
Entonces desde el valle sagrado de Iraca, con el nombre de Inalcanzas predicó y enseñó las buenas costumbres y algunos preceptos morales. El civilizador enseñó a sembrar, a fabricar casas, a tejer en algodón y el fique, a cocer el barro y hacer ollas, la manera de calcular el tiempo y determinar las fechas para la siembra y la recolección. Los muiscas le distinguían como "nuestro pariente y padre".
Consideraban que los espíritus estaban vinculados con su geografía: ríos, montañas y lagunas, las últimas eran centros ceremoniales, a los que se hacían ofrendas para mejorar la pesca





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